Ganaderos del Valle de Chistau, en los Pirineos aragoneses están protagonizando estos días, con el apoyo de los sindicatos UAGA y Asaja, intensas protestas contra la presencia de osos en la comarca. Los desplazamientos del oso Goiat a esta zona desde territorio francés y catalán, y los últimos ataques atribuidos a él están siendo empleados como un ejemplo de la imposibilidad de convivencia entre la ganadería y los osos.
La Fundación Oso Pardo (FOP) quiere subrayar que esto no es así. La cohabitación entre ganadería extensiva y osos es perfectamente posible también en Aragón, como lo está siendo desde hace años, y cualquiera puede comprobarlo, en otras zonas de los Pirineos y en la Cordillera Cantábrica. Solo en el municipio de Somiedo, en Asturias, conviven perfectamente 8 mil vacas de carne pastando en las montañas con cerca de 40 osos pardos; todos ellos en un espacio de 28 mil hectáreas, y ningún ganadero demuestra temor ni animadversión al oso. Al contrario, el oso está siendo motor de desarrollo para nuevas actividades económicas y una marca de calidad para la venta de servicios y productos.
«El caso de Goiat no puede ser utilizado para poner en riesgo la recuperación del oso pardo en los Pirineos”, manifiesta Guillermo Palomero, presidente de la Fundación Oso Pardo. “Goiat es un oso con un comportamiento depredador inusual, y las administraciones están evaluando su retirada. Si las autoridades, que son las competentes, toman esa decisión, la FOP la apoyará siempre que esté fundamentada y fracasen las medidas de aversión”, añade, “pero lo que hace falta, es que deje de escucharse continuamente que no es posible la convivencia, porque no ayuda a abordar la situación con la serenidad que requiere. Sí es perfectamente posible, solo que hay que poner en marcha las medidas adecuadas de prevención y compensación, que deben ser sufragadas en su totalidad por la administración”.
Conviene recordar que las medidas de prevención aplicadas en el marco del proyecto europeo PirosLife en la comarca del Pallars Sobirá, en donde ha trabajado la FOP, han sido capaces de reducir los daños de forma drástica, admitiendo, obviamente, que nunca se podrán evitar de forma absoluta. Desde 2014 hasta 2017 solo se registraron en dicha comarca 11 ataques con unas pérdidas de 19 ovejas, 4 cabras y 4 colmenas. Es decir, entre 5 y 6 cabezas de ganado y una colmena de media al año. Además de escasos, estos daños son indemnizados.
También es conveniente recordar, al hilo de las críticas del sector ganadero por la falta de información sobre la localización de Goiat, que la introducción de este ejemplar esloveno no tiene nada que ver con las autoridades francesas, sino que fue fruto de una de las acciones del proyecto PirosLife, coordinado por la Generalitat de Cataluña. A lo largo de la ejecución de este proyecto, las distintas administraciones concernidas por su actividad, entre las que se encuentra la aragonesa, siempre han mantenido un intercambio fluido de información, y la localización y movimientos del oso Goiat han sido conocidos por todas ellas.
La presencia de osos en Aragón, procedentes de Francia y Cataluña, va a ser cada vez mayor debido a la recuperación de la especie que, no olvidemos, es una exigencia de la normativa comunitaria.
La FOP siempre ha apoyado firmemente a la ganadería en extensivo como un sector fundamental para la supervivencia del medio rural y de la propia biodiversidad, y ha comprendido que la presencia del oso pardo en un territorio del que había desaparecido genera desasosiego entre los habitantes que viven de esa actividad, pero también ha demostrado que esa convivencia es posible cuando las administraciones reman a favor y aplican con celeridad las medidas de prevención y compensación necesarias.

Ganado en la Cordillera Cantábrica