El grupo, integrado por los miembros de los tres proyectos LIFE de conservación del oso pardo y por organizaciones que trabajan en el ámbito de la educación ambiental, ha avanzado en la creación de una metodología común que permita evaluar el éxito y eficacia de sus acciones y programas educativos en torno a la especie.
El encuentro tuvo lugar en el Centro de Investigación del Medio Ambiente del gobierno de Cantabria (CIMA) con la participación de la Fundación Patrimonio Natural (del Gobierno de Castilla y León), la Fundación Oso de Asturias (FOA), la Fundación Oso Pardo, el departamento de Educación de la Generalitat de Catalunya, las Universidades de Barcelona y Lleida y el propio CIMA, promotor del encuentro.
Esta es la segunda ocasión en que el grupo se reúne desde que naciera la red el pasado septiembre dentro del marco de los tres proyectos europeos LIFE actualmente vigentes: LIFE Oso Courel, LIFE Natura 2000 + Oso y PirosLIFE. El objetivo es diseñar indicadores comunes que eviten que se solapen las actuaciones y que sirvan para evaluar el impacto real que los programas educativos tienen sobre la sociedad, de forma que pueda detectarse qué se puede mejorar. Como ha explicado el director general del CIMA, Jesús García, “la evaluación a veces queda en un segundo plano pero es un pilar fundamental para mejorarlo”.
Durante estos meses los participantes han trasladado sus respectivos materiales educativos a la Universidad de Lérida para un primer análisis que ha sido expuesto en la reunión por la investigadora de la Universidad de Barcelona Mercedes Torrado, especialista en evaluación de programas educativos. “El punto de partida es una variedad de enfoques de las distintas organizaciones, pero por eso mismo existe mucha riqueza para compartir”, ha reflexionado la investigadora, quien ha destacado que en estos procesos se debe avanzar paso a paso y una de las principales dificultades es poder analizar una gran cantidad de información.
Los integrantes de la red han acordado centrarse durante esta primera fase en el análisis de los cuestionarios que se están utilizando en los centros de interpretación y en las actividades escolares: qué preguntas se realizan, a quién y de qué manera, y qué resultados ofrecen. A partir de los datos, un grupo de trabajo seleccionado se encargará de elaborar un cuestionario de uso común que se presentará en junio para su revisión y aprobación.
Así mismo, desde la jornada de ayer ya está activa la plataforma digital en la que cada participante puede aportar sus herramientas y estrategias, y podrá acceder a los materiales de los demás miembros.